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Mientras en el resto de espacios del FesTVal se suceden las presentaciones, entre ellas no pocas de la ficción nacional por la que las cadenas televisivas están apostando con fuerza para esta nueva temporada, el Festival de Televisión ha celebrado hoy esta sesión directamente ligada con las adaptaciones, Guión: del libro a la televisión, con una mesa redonda con el sindicato de guionistas Alma.
En esta sesión celebrada en el Palacio de Congresos Europa, los tres guionistas han mostrado su respeto hacia las novelas en las que han basado sus guiones, intentando que sean lo más fieles posibles, al mismo tiempo que no pierdan el atractivo para el telespectador.
La duda del “¿hasta qué punto tengo yo el derecho de modificar esta obra?”, plasmada por uno de los guionistas de La española inglesa, que Globomedia prepara para TVE, Felipe Mellizo, ha estado presente en toda la jornada. “La de sacrificar cosas de EL autor con mayúsculas (en referencia a Miguel de Cervantes, autor de la novela) es la parte más cruel”, ha insistido Mellizo. Estos sacrificios buscan que la versión televisiva “sea lo más entretenida y cercana para el espectador”, ha insistido el guionista de Fortunata y Jacinta para Atresmedia, Javier Holgado.
Uno de los ponentes, Miguel Sáez Carral, creador de la novela Apaches, así como responsable de su adaptación al guión televisivo y productor ejecutivo de la serie que se estrena este miércoles en FesTVal, ha resaltado que “hay escritores que se quejan de que la serie no es igual al libro, pero querer eso es un error, porque, aunque la adaptación tiene que ser lo más fiel posible al alma del libro, no puede reproducirlo página a página”.
Todo porque aunque el fin es el mismo, contar historias, “es diferente, la televisión tiene un tempo diferente, tiene un ritmo y una melodía distintos”. “Era algo que consideraba muy intimo, ya que estaba basado en mi vida, mi familia”, ha explicado, pese a que “en un momento dado tienes que asumir que la serie no eres del todo tú, es más gente también, porque detrás del guión también hay un director y unos actores que interpretan”. Para realizar esta labor, Sáez Carral reniega de realizarlo en solitario, algo que sí se puede hacer con la novela. “El trabajo de escritor y el trabajo del guionista es muy diferente, en la novela eres tú solo, pero en el guion es un trabajo en equipo”.
¿Por qué es necesaria la adaptación en todos los sentidos? Apaches es un ejemplo claro de ello: la novela está relatada en primera persona, narrada únicamente en función de las vivencias del protagonista o en aquello que otros le explican a él. “En la adaptación esto no es posible, porque obliga a que el protagonista esté en todo momento presente”, ha subrayado Miguel Sáez Carral. La solución: “por qué no dejar que otros personajes fueran también protagonistas”.
En el caso de La española inglesa, su guionista ha explicado que para “adaptar hay que hacer un triple esfuerzo, hay que sacrificar cosas para que la serie no pierda nivel”. Aunque en la obra de Cervantes “por su formato y por su ritmo es muy audiovisual”, hay “saltos temporales y de lógica que son demenciales y para el público actual es difícil de encajar”. Finalmente, el ejemplo de Fortunata y Jacinta muestra las necesidades de adaptaciones que se atengan también al imaginario del público general: “Fortunata no sale mucho en la novela de Benito Pérez Galdós, pero nosotros queríamos tener a las dos en pantalla desde el principio”, ha relatado Holgado.
Este guionista ha podido realizar el proceso contrario, el de una serie a un libro. Ocurrió con Los misterios de Laura. “La novela no tiene condicionantes, ni económicos ni de otro tipo”, ha explicado Holgado para argumentar las diferencias entre la serie y la novela final.
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